
Iñigo de Peque, Pablo Suso /
En los últimos años, la Bilbao Orkestra Sinfonikoa ha acometido el proceso de reedición e interpretación de cuatro poemas sinfónicos de Andrés Isasi, uno de los grandes sinfonistas que dio el País Vasco en el paso del siglo XIX al XX. De esta forma, la BOS ha recuperado para el público bilbaíno cuatro fantásticas obras orquestales, al mismo tiempo que ha habilitado a otras orquestas, a investigadores y, en general, a actores del sector cultural el acceso a estos valiosos recursos musicales. A pesar de que la obra de Isasi no era desconocida con anterioridad, la interpretación de sus composiciones para gran orquesta se había visto impedida, en gran medida, por el mal estado de los materiales existentes. Y es que buena parte de las partituras padecían del mal más temido tanto por los directores como por los y las músicos: las erratas.

En la actualidad, las orquestas profesionales ensayan a una velocidad vertiginosa gracias a su gran nivel técnico y, también, forzadas por la apretada agenda a la que se ve sometido el sinfonismo en un mundo artístico cada vez más volátil y fulgurante. Cada semana trae consigo un nuevo programa que preparar, con lo que las pérdidas innecesarias de tiempo deben ser evitadas a toda costa. Entre las diversas causas, paralizar un ensayo debido a las inexactitudes o equivocaciones en el texto musical es la más exasperante, dada la situación de bloqueo que genera, ya que Maestro y músicos se ven forzados a revisar in situ la partitura, a fin de localizar los fallos en cuestión.
En definitiva, una obra cuyo texto contenga un elevado número de incorrecciones puede llevar a cancelar su interpretación; lo mismo puede ocurrir si la impresión es negligente en lo que atañe a los criterios de edición. Por estos motivos, parte del patrimonio musical permanece abandonado u olvidado, al conocer el programador las dificultades o reticencias que generan este tipo de circunstancias.
Una de las obras contagiadas de esta enfermedad es la ópera Mendi-Mendiyan, de José María Usandizaga. Escrita en 1909 y estrenada en Bilbao en mayo de 1910, dentro de la “campaña de ópera vasca” impulsada por la Sociedad Coral de Bilbao, este título fue uno de los grandes hitos en el establecimiento de la tradición operística vasca. El argumento de la obra transcurre en las cercanías del monte Aizkorri, donde tiene lugar la historia de amor de Andrea y Joshe Mari. Ésta se ve entorpecida por la malicia de Gaizto, el antagonista de la historia, además de por una serie de tragedias que afectan a los pastores de la zona. Escrita originalmente en castellano por José Power, Luis Artola adaptó para el estreno de 1910 varios fragmentos al euskera. Más tarde, en 1912, la partitura fue arreglada: los fragmentos en un comienzo recitados se musicalizaron y todo el texto se tradujo al euskera. Fue un éxito rotundo desde la primera representación, tal y como reflejó la crítica del periodo. De hecho, en años sucesivos dicha obra se programó tanto en la capital de Bizkaia como en Donostia, cosechando siempre elogios y comentarios muy positivos. Pese a su claro contenido euskaldun, la ópera fue también interpretada esporádicamente durante el franquismo y con más asiduidad después de la transición. La última puesta en escena corresponde al año 2019, precisamente de la mano de la BOS, con Erik Nielsen a la batuta, en una producción de Calixto Bieito para el Teatro Arriaga.
Fue en ese momento cuando arrancó la historia que ha provocado la redacción de este texto. En aquel momento, Pablo Suso, jefe de archivo y de producción de la BOS, recordó que en el histórico de la orquesta se alude a la participación de la misma en las fiestas patronales de Bilbao del año 1933, por medio de un concierto en el que interpretó, bajo la batuta de Jesús Aranbarri, una suite basada en los fragmentos más populares del drama lírico. Al revisar en el archivo la carpeta correspondiente a la ópera, localizó los papeles originales utilizados en el estreno de 1910 junto a una grata sorpresa: los cortes correspondientes a aquella suite programada en 1933. Las notas al programa de éste concierto acotan la selección:
«Para este concierto se han elegido varios trozos, que comienzan por el preludio de la obra, encomendado a la orquesta, que está compuesto de fragmentos de un tema que ha de jugar en toda ella un importante papel, que es el tema del lobo.
Sigue la romanza de Andrea que entona un canto al amanecer, al sol que ahuyenta los terrores. Los sones de un instrumento campestre acaban de alegrar su espíritu. Es la flauta de Joshe Mari que reúne sus ovejas.
Después viene la romanza de Joshe Mari, que cierra el segundo acto. Es el anuncio por el que manifiesta que va en busca del rival que cobardemente se dedica a acuchillar ovejas.
La escena de la romería, en la que animados grupos celebran, cada uno a su modo, la bulliciosa fiesta. Motivos populares e imitaciones de tales entretejen esta escena, un Ave María es el eco de la fiesta en la ermita, y nuevos cantos en el rellano del monte acaban esta escena.
El epílogo se desarrolla entre tristezas de la naturaleza y recuerdos de amargura. Joshe Mari ha sido muerto y Andrea manifiesta su dolor, terminándose esta selección con la afirmación orquestal de que perdurará el recuerdo del muerto en el corazón de la pastora.»
La importancia de este hallazgo fue doble: se obtenía una prueba más del valor que en el mundo cultural de comienzos del siglo XX se le daba a la obra de Usandizaga a la vez que era posible reconstruir de primera mano dicha suite. Su reedición no parecía plantear a priori mayores problemas, máxime cuando ya se contaba con los materiales editados por Quincena Musical Donostiarra, para el concierto que tuvo lugar en agosto de 2015. Sin embargo, sí que se dieron ciertas dificultades.
La reedición de la partitura, utilizada también en la posterior interpretación de la BOS, contaba con numerosas erratas, recogidas en un listado por Erik Nielsen. De esta forma, elaborar la suite desde estos materiales conllevaba asumir una serie de riesgos que podían dar al traste con la idea. Del mismo modo, las partituras originales conservadas en el archivo de la BOS eran manuscritas y con numerosos añadidos, tachones y demás elementos que hacían imposible su empleo en concierto. Además, la reedición de los poemas sinfónicos de Andrés Isasi estaba ya en marcha, con lo que a la obra de Usandizaga le tocó esperar hasta este verano de 2025.

Tradicionalmente, la Bilbao Orkestra Sinfonikoa realiza una serie de conciertos por distintos pueblos de Bizkaia. Se trata de programas con ciertas peculiaridades intrínsecas, dado que lo reducido de los espacios y auditorios en estas localidades no permite la programación de obras con una plantilla instrumental grande. En consecuencia, siempre es un reto elegir composiciones que se adapten a la temática de cada año, al espacio disponible y a la duración del concierto. Ante esta disyuntiva, de cara a los conciertos de este año se planteó la posibilidad de retomar la idea de reconstruir la suite interpretada por la BOS en 1933. Conocedores de las dificultades de la empresa dado el estado de los materiales disponibles, se llevó a cabo un pequeño trabajo musicológico con el objetivo de determinar la viabilidad de una reedición de esta adaptación. Así, tras visitar los fondos de ERESBIL – Archivo Vasco de la Música, se hizo evidente que la única fuente fidedigna para la restitución de la ópera, y por lo tanto de la suite, era el manuscrito del propio Usandizaga, conservado en ERESBIL, pero combinado con los materiales custodiados en la BOS, que iban a servir de guía para el rescate de la versión “suite”.
Delimitadas las fuentes a utilizar y el material musical, todo ello fue entregado a Ángel Briz, encargado de distintos trabajos de edición como los propios poemas sinfónicos de Isasi u otros proyectos operísticos como Maitena de Charles Colin. En este punto llegó el momento de decidir que tipo de edición iba a encargarse. Desde el archivo de la BOS se decidió que era necesaria una reducción de plantilla respecto al orgánico original de la ópera, de forma que los efectivos de la orquesta pudiesen tener cabida en cualquier auditorio o espacio performativo. Lo mismo ocurriría con el coro, protagonista de la “romería” de la suite. La posibilidad de que el conjunto vocal encargado de esta parte no tuviese sitio en el escenario podía echar al traste la posible interpretación en distintos lugares. Por ello, el arreglista acometió el trabajo de preparar dos versiones de la romería, una con voces y otra sin ellas, de forma que se eludiese este problema. Al mismo tiempo, y por sugerencia del propio Briz, se optó por realizar unos pequeños añadidos a la música en calidad de transiciones, de forma que los cortes realizados en la partitura operística no resultasen demasiado abruptos y el producto final fuese lo más musical posible.
Al enfrentarse a este proceso de adaptación, Ángel Briz ha convertido la necesidad en virtud y, perfecto conocedor de las dinámicas de trabajo de una orquesta profesional, ha dotado a esta edición de un valor añadido: la posibilidad de acometer la “romería”, indistintamente en versión coral o instrumental, como una pieza aislada, dado el carácter de propina que posee la escena. Estas tomas de decisiones devienen de centrar como objetivo prioritario de todo este trabajo no tanto la restitución del texto musical original, sino la recuperación de un patrimonio hasta cierto punto olvidado.
En definitiva, y esta es una parte importante de la reflexión que surge de todo el proceso, no se ha buscado en ningún momento realizar una edición crítica. No era la intención del archivo de la BOS acometer una reedición de la ópera al completo y tampoco era el objetivo realizar una investigación en profundidad del texto lírico y musical de Mendi-Mendiyan. El horizonte principal era el de recuperar una pieza del patrimonio orquestal surgida de una iniciativa que hunde sus raíces en el año 1933, y para eso era primordial contar con unos materiales que facilitasen mostrar el contenido y el potencial de la composición. Desde la ópera el foco se desplaza así a la suite, una manera de homenajear y mantener viva una obra que, en su tiempo, tuvo un gran impacto emocional, político y cultural en el País Vasco. Pero el viaje no termina aquí.
Una audición consciente de la música, más si cabe si se hace frente a la partitura, manifiesta el talento de Usandizaga y la calidad de esta composición. Desde este punto de vista, la recuperación de la suite supone la revalorización de un drama lírico de gran valor musical y cultural. Insistimos en que en ningún momento se ha buscado hacer una edición crítica sino práctica, y, sin embargo, una de las conclusiones que se ha extraído de este proceso es la necesidad de realizar una edición crítica de la ópera, aunque suene contradictorio. El esfuerzo en este caso no sería únicamente musical, dado que aún resta un gran trabajo de estudio y análisis de las fuentes para una correcta toma de decisiones, sino también literario. El libreto presenta una serie de peculiaridades, irregularidades y ambigüedades que requiere del trabajo de la filología vasca, a fin de aclarar no pocas dudas.
20 años después de su estreno, de la ópera Mendi-Mendiyan surgió una suite que quiso homenajear a su autor y mantener viva la llama de una experiencia musical que tuvo un impacto profundo en el tejido cultural del País Vasco. Casi 100 años después, la BOS recupera aquella suite con la esperanza de que, en un plazo no demasiado largo, uno de los mejores trabajos de José María Usandizaga reciba la atención que merece y sea restituido al lugar que le corresponde, cerrando así el círculo que comenzó a trazarse muchos años atrás.
*Para más informacion, en lo próximos meses se publicará un artículo científico en el «Boletín DM AEDOM (Asociación española de documentación musical)» acerca del proceso de edicion descrito.
**La Suite podrá escucharse en su versión sin coro los días 7 (Bermeo) y 8 (Lekeitio) de agosto y, en su version sinfónico-coral, los días 5 (Zalla, Zine antzokia) y 6 de septiembre (Getxo, Muxikebarri)
Mendi-Mendiyan en Klassikbidea:
Crítica de Joseba Lopezortega