Bilbao, 13 de diciembre de 2025, sábado. Palacio Euskalduna. Concierto de ABAO, con obras de Verdi, Leoncavallo, Gounod, Donizetti, Puccini, Usandizaga, Giménez, Sorozábal, Loewe y Bernstein.
Nadine Sierra, soprano, Xabier Anduaga, tenor. Orquesta Sinfónica de Navarra. Dirección musical, Marc Leroy-Calatayud. ABAO Bilbao Opera.
JUAN CARLOS MURILLO
Gran éxito para ABAO en el concierto protagonizado por Nadine Sierra y Xabier Anduaga. La asociación bilbaína puede considerarse, sin duda, la gran triunfadora de la velada: un lleno absoluto confirmó el enorme tirón de los dos cantantes y un público entregado disfrutó del recital desde el primer compás hasta la última ovación.
Como suele ocurrir en este tipo de citas, el programa se construyó a partir de los repertorios más seguros y representativos de ambos intérpretes, una elección tan previsible como eficaz. El resultado fue una sucesión de páginas concebidas para el mayor lucimiento vocal, que hicieron las delicias de una audiencia rendida desde el inicio ante una de las parejas más celebradas del panorama lírico actual.
Estos eventos, más próximos al recital que al concierto sinfónico, tienden a poner el acento en la exhibición vocal antes que en una concepción musical de mayor calado, más en la gimnasia que en la arquitectura musical. En ese sentido, la noche respondió plenamente a lo esperado, ofreciendo a ambos protagonistas un marco ideal para desplegar unas cualidades sobradamente conocidas y reconocidas.
La soprano estadounidense volvió a demostrar su notable empaque escénico y su absoluta comodidad sobre el escenario. Dueña de una gestualidad expresiva y comunicativa, subrayó los textos y mostró una implicación constante en el discurso musical, llegando incluso a interactuar con la orquesta desde el escenario. Frente a ella, Xabier Anduaga se mostró más concentrado en lo estrictamente vocal que en lo escénico, aunque ambos evidenciaron un profundo conocimiento mutuo y una complicidad muy bien medida, visible en los dúos, donde los apuntes teatrales reforzaron la dramaturgia de las escenas, con momentos de distensión y juego que el público celebró con entusiasmo.
En el apartado estrictamente vocal, se escuchó exactamente lo que se esperaba —y lo que el público acudía a escuchar—: amplias frases sostenidas para el lucimiento del fiato, filados expresivos, cadencias creativas, en ocasiones incluso poco habituales, generosos ritardandi y una clara tendencia a recrearse en el registro agudo, territorio en el que ambos intérpretes son referencia. Sierra destacó por un mayor peso vocal y escénico, mientras que Anduaga volvió a confirmar la solidez y brillantez de su celebrado agudo, provocando una respuesta entusiasta de una sala cuyas expectativas quedaron ampliamente satisfechas.
En términos globales, la segunda parte del concierto resultó más convincente desde el punto de vista musical y emocional que una primera mitad más centrada en el virtuosismo. El tenor donostiarra, que inicialmente transitó por momentos algo ajustados en relación con la línea melódica orquestal, firmó sus intervenciones más inspiradas en la segunda parte, especialmente con un sentido y emotivo ‘Alare, zorioneko lekua’, de Mendi Mendiyan y, de manera muy señalada, con la romanza de Leandro, ‘No puede ser’, de La Tabernera del Puerto, que desencadenó una de las grandes aclamaciones de la noche.
Muy buena actuación de la Orquesta Sinfónica de Navarra, auténtica tercera protagonista de la velada, bajo la batuta clara, precisa y brillante de Marc Leroy-Calatayud. La formación ofreció un soporte sólido y estilísticamente ajustado a lo largo de todo el concierto, además de regalar momentos de respiro y disfrute puramente orquestal. Fue especialmente agradecido el cambio de energía en la segunda parte, con una mayor presencia sinfónica, en la que el intermedio de La boda de Luis Alonso dinámico, luminoso y lleno de vitalidad, aportó un bienvenido contraste dentro de un programa dominado por tonos más bien oscuros y dramáticos.
En definitiva, una noche de éxito rotundo para ABAO, que colgó el cartel de ‘no hay entradas’ y ofreció al público una velada de alto voltaje vocal, coronada por aplausos prolongados y una respuesta entusiasta que confirmó el buen momento de sus protagonistas.









